Del amor inconcluso (Minificciones, 2006)



Del amor inconcluso de Fabio Martínez, tres minicuentos

Expresionismo alemán

La flor azul es la flor de la noche y pertenece a Novalis. La flor plateada es la flor de la angustia y el desasosiego y pertenece a Georg Trakl.
Nosotros, como hijos de la noche, oscilamos entre la flor azul y la plateada que pertenecen a Novalis y a Georg Trakl, el atormentado de Salzburgo.
En la flor azul están cifradas las esperanzas plenas del poeta que sabe agradecer a su dios.
En la flor plateada están cifradas las dudas y angustias del poeta que no ha sabido respetar a su dios, y por eso se siente infeliz y desdichado.



La flor y la locura
Cada hombre tiene una flor. La flor de Gabriela Mistral fue la rosa. La de Pablo Neruda fue el clavel. La flor de Vincent Van Gogh fue el girasol. La de Camille Claudel fue la locura.


Travestido
¿Cómo te gustaría que fueran las mujeres? –preguntó el amigo H al amigo K mientras bebían una cerveza en un bar.
Desarmables –contestó el amigo K–, cuando uno no las quiera pueda colgarlas por partes en un gancho y guardarlas en el closet  junto con los vestidos.
¿Cómo te gustaría que fueran los hombres? –preguntó el amigo K mientras bebían la segunda cerveza.
Desarmables –respondió el amigo H–, igual que las mujeres; cuando uno no los quiera ver puede colocarlos por partes en la gaveta del escritorio o en la guantera del auto.
Entonces, la mesera que estaba escuchando la conversación se acercó y sacándose la peluca, las pestañas, las uñas y los senos, preguntó: ¿Así les gustaría a los caballeros?


El Bibliófago
Era un hombre que tenía como vicio mayor coleccionar libros y mujeres. Cuando éstas lo dejaban se llevaban en venganza su biblioteca. Ellas decían que lo hacían porque si habían perdido su cuerpo por lo menos se quedaban con su espíritu. Algunas, en su larga y dolorosa soledad los leían y al final comprendían la razón de su ruptura. Él, como era un bibliófago empedernido, volvía a aprovisionarse de libros y asimismo los perdía. A lo largo de su vida perdió tantos libros como mujeres y en un momento llegó a tener una biblioteca tan grande como la de Alejandría.

2
El bibliófago es un comedor de libros. Quien sucumbe a la tentación corre el riesgo de ser transportado a universos desconocidos. Todo el mundo está invitado a la cena.
El libro no es la vida, es el lenguaje simbólico de la vida. Diógenes descubrió la luz cuando abrió un libro y lo leyó. Virgilio leyó un libro en el infierno antes de emprender de nuevo su camino y fundar una nueva patria. El Quijote leyó todos los libros de caballería antes de emprender su viaje por la Mancha. Bouvard y Pécuchet leyeron todos los libros científicos antes de fracasar en su intento de ser sabios. Borges leyó todos los libros de la Biblioteca Universal luego de haber compartido por largo tiempo el reino de Tiresias. 
El bibliófago debe ser como Tiresias.
Italo Calvino dijo que el siglo XXI sería el de Cronos. El siglo de la velocidad. Temo que el autor italiano se equivocó. El siglo de la velocidad –si alguna vez existió– ya pasó. El siglo XXI es el de la memoria.