Por Fabio Martínez
AI este de París, muy cerca del cementerio de Pére Lachaise, hay una
callecita estrecha rodeada de viejas edificaciones que a primera vista no le
dice nada al peatón; seguramente porque no es una de esas calles colmadas de
glorias y honores como lo es una calle del general Leclerc, de Rivoil o San
Denis; también. porque no conduce a ningún lugar de interés y la única gente
que circula por allí, anda por lo general mal trajeada y un tanto apurada del
estómago. Además, entre cierto círculo de colombianos —sobre todo, aquellos
que se mueven por el café de la Paix y "Les deux magots" —existe la
imagen de que ésta es una callecita “mugienta" y mal afamada. Y de alguna
manera, tienen razón; pero es precisamente allí, en el número 16, que funciona
el taller de Fontarabie, donde participan tres artistas colombianos: Alfonso
Díaz Uribe, Francisco Antonio Zea y Salustiano Romero.
La
historia comienza en junio de 1980. Una asociación del barrio XIV de París
decide organizar un carnaval en un local de la alcaldía ubicado sobre la
Avenida Jean Moulin. Para tal efecto, invita a un grupo de artistas latino-americanos
a que muestren su trabajo. Pasado el carnaval, los artistas ante la dificultad
de contar con un taller propio, deciden ocupar el local. Allí permanecen cerca
de un año, pero una mañana de marzo de 1981 llegan unas grúas electrónicas con
la orden perentoria de demolerlo y el local es arrasado. Las telas y esculturas
son decomisadas y las mandan a dormir a las cavas del Museo de Arte Moderno y
de la escuela de "Beaux Arts". A los ocupantes los mandan a dormir a
sus buhardillas y a pintar en las calles. Así pasa el verano; mientras tanto,
el grupo de pintores ha crecido y a ellos se suman escritores, cineastas y
músicos de metro, hasta que un día Margarita Caballero llega con la noticia del
taller de la calle Fontarabie.
Yo había
conocido a Alfonso Díaz vendiendo jugos en el festival de Massy, y fue él quien
una noche me llevó a conocer ese extraño y atrayente lugar lleno de telas,
hierro y basura que compartían con una asociación de mecánicos del barrio. El
local lo tenían dividido así. Los mecánicos ocupaban la parte de adelante y los
pintores la parte de atrás, pero entre todos pagaban la energía y se ocupaban
de la limpieza del local. El agua no había necesidad de pagarla porque el local
no tenía agua; tampoco tenía calefacción; por eso en invierno como hacía mucho
frío, había que trabajar con guantes y abrigo, como hacen los flautistas en el
Louvre. Allí Francisco Zea esbozó su serie "Estructuras” que acaba de exponer
en la galería Dinners de Bogotá y Alfonso Díaz y Salustiano Romero, escultores,
prepararon su última exposición que se mostró en París en el mes de octubre.
Pero el taller
de Fontarabie no solo era un espacio limitado a las artes plásticas; con el
tiempo y bajo la iniciativa de varios latinoamericanos, pasó a convertirse en
un espacio cultural y de recreación, de reencuentro e información entre latinos
y gente de otros continentes. Las fiestas en la calle Fontarabie cobraron furor
y empezaron a ser famosas en todo París. Allí se hicieron recitales poéticos,
se proyectaron películas y obras de teatro, y los músicos hacían las
combinaciones más extrañas para producir una música rara, que de todas maneras,
todo el mundo bailaba. Los fríjoles eran el menú de la casa. y los franceses
terminaron por acostumbrarse a este delicioso plato "exotique" cuya
fórmula secreta la sigue teniendo en París el maestro Salustiano.
De toda
esta experiencia, hoy surgen varias cosas. El centro cultural colombiano donde
se destaca el trabajo tenaz de Héctor Gil, el hombre orquesta de París, y la
nueva sede que los pintores de la calle Fontarabie acaban de conquistar, donde
se reúnen unos veinte artistas de varios países entre pintores, escultores y
comediantes. Un local de 600 metros cuadrados a donde podrán llevar sus obras
decomisadas, con agua, luz y sin calefacción, pero ubicado en una calle más amplia
y con mucho más porvenir que la famosa callecita de Fontarabie. (1).
(1) Alfonso Díaz Uribe. Principales exposiciones: 1882— 4.
Artistas colombianos. Galería Espace Latino Americain.
1983— Salón National de Beaux Arte. Grand Palais. 1984—
Homenaje a los artistas desaparecidos, Galería le Soleil Bleu. Francisco
Antonio Zea: 1982— Figuración Crítica, Grand Palais. 1983— 100 Artistas
Latinoamericanos, Toulouse.
1984— Galería de Arte Dinners, Bogotá, Salustiano Romero:
1982— L'Amerique Latine á París, Grand Palais. 1985— Exposición
colectiva por la inauguración del taller de artistas de la Avenida Jéán
MouIin.